Mario Vargas Llosa no solo ha sido un narrador excepcional; sino también un observador agudo de la sociedad, el poder, los deseos humanos y la comunicación.
Como profesionales del marketing digital, encontramos en su obra una fuente inagotable de aprendizajes para gestionar marcas, narrativas y estrategias con profundidad y sentido.
En este artículo compartimos 7 lecciones clave, inspiradas en su literatura, para enriquecer la práctica del marketing digital contemporáneo.
Toda historia necesita conflicto.
En La ciudad y los perros (1963), Vargas Llosa presenta el conflicto como motor narrativo, la tensión entre los cadetes del Colegio Militar Leoncio Prado no solo expone jerarquías, sino que moviliza emociones y crea enganche.
“El mundo se dividía entre los fuertes y los débiles, entre los que mandaban y los que obedecían.” dice Vargas Llosa.
Entonces: toda marca necesita un conflicto que movilice. ¿Qué problema resuelve tu producto? ¿Contra qué se rebela tu narrativa de marca?
Al respecto, apuntan Kotler y Keller (2016) que las marcas exitosas conectan cuando se alinean con tensiones sociales o deseos no satisfechos.
Por consiguiente, la empatía con el problema del cliente debe estar en el corazón de cualquier campaña; una marca que no representa un conflicto no representa una causa.
El poder de los múltiples puntos de vista
En Conversación en La Catedral (1969), el uso del contrapunto narrativo revela cómo una misma historia cambia según la voz que la cuenta.
Leemos del autor arequipano: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”
¿Qué lección podemos aprender de esto? Las redes sociales no son monólogos, cada comunidad tiene una voz, una perspectiva y una necesidad de expresarse.
Sobre esto, Solis (2011) en Engage! subraya la importancia del diálogo multicanal y la escucha activa para construir relaciones digitales duraderas.
En la era digital, definitivamente, el cliente no es un receptor pasivo: es cocreador del mensaje; escuchar es tan importante como publicar.
La verdad tiene múltiples capas.
En El hablador (1987), el autor juega con los límites entre realidad y ficción para hablar de identidad, cultura y transmisión de historias.
“La ficción no está en contradicción con la verdad: es una forma de alcanzarla.” una afirmación temeraria, como el mismo Varguitas siempre fue.
El storytelling no es solo una técnica persuasiva, es una vía para generar confianza; la autenticidad es una estrategia de largo plazo, Salmon (2007) en Storytelling: La máquina de fabricar historias y formatear las mentes, explica cómo las narrativas configuran nuestra percepción del mundo y las marcas.
Por lo que podemos llegar a la conclusión de que una marca que no tiene una historia honesta es una marca olvidable, ser genuino es más valioso que ser viral.
El deseo mueve la acción.
En Travesuras de la niña mala (2006), el protagonista sigue a su musa a lo largo de su vida, guiado por el deseo más que por la razón.
Veamos: “La niña mala no me dejaba en paz, ni cuando estaba lejos, ni cuando me hacía feliz.”
El deseo impulsa la acción del consumidor; y en las ventas hay un paralelismo impresionante con los gestos del cortejo, del enamoramiento y las limerencias; la estrategia debe tocar el deseo antes que la lógica.
Sobre esto, Kotler, Kartajaya y Setiawan (2017) en Marketing 4.0, destacan la importancia de conectar emocionalmente en el mundo digital.
De modo que, más allá del producto, debemos ser conscientes de que vendemos aspiraciones y quien comprende los deseos del cliente, definitivamente, gana su lealtad.
El contexto lo cambia todo.
En La guerra del fin del mundo (1981), Vargas Llosa muestra cómo un mensaje puede adquirir múltiples significados según el entorno cultural e histórico.
“Los hombres creen lo que quieren creer, no lo que se les dice.”, apunta, inteligentemente el laureado escritor sudamericano.
Una misma campaña no funciona igual en todas partes; la localización del contenido (cultural, social, emocional) es clave; Ryan & Jones (2012) en Understanding Digital Marketing explican que adaptar el mensaje al contexto local mejora el engagement y la conversión.
¿A qué nos conduce esto? A entender que ser global es saber pensar local, entender la universalidad de las cosas, pasa por entender que esa universalidad también está en la individualidad, expresada con sus propios matices; la sensibilidad cultural no es un detalle, es una ventaja competitiva.
La estética también comunica.
Vargas Llosa cuida cada frase como parte de una sinfonía literaria, su prosa elegante nos recuerda que la forma es también fondo.
En “El pez en el agua” (1983) nos dice: “Escribo para que no me muera la vida.”
Cuidar la estética nos permite alcanzar, hasta cierto punto, la inmortalidad; el diseño visual y el tono de la marca comunican tanto como el mensaje; si cuidamos la coherencia estética creamos una identidad sólida, fuerte, consistente, que puede trascender en el tiempo, a generaciones.
Wheeler (2013), en Designing Brand Identity, demuestra cómo la estética visual refuerza el posicionamiento estratégico. La estética no es un lujo: es un lenguaje; comunicar con belleza es también comunicar con fuerza.
La pasión sostiene el oficio.
Vargas Llosa ha declarado que escribe con disciplina, pero también con pasión: no hay arte sin trabajo duro, ni éxito sin constancia.
Afirma, con la serenidad de un autor de lujo: “La literatura es fuego.” (1967)
La gestión de redes sociales y estrategias digitales es un ejercicio de constancia, aprendizaje y pasión por comunicar con sentido; la constancia nos permite abrir siempre nuevas lineas de acción, el aprendizaje nos conduce a la optimización de las estrategias y la pasión nos induce a darle sentido y propósito al trabajo, convirtiéndolo en un arte.
Por esto, Godin (2008), en Tribes, insiste en que la constancia y el liderazgo apasionado son claves para crear comunidades fieles. En marketing, como en la literatura, el éxito no es un golpe de suerte, es un acto de amor sostenido y profesional.
Para nosotros, el arte de contar, es también el arte de conectar
En El Bar Creativo creemos que el marketing no es solo vender, sino conectar, narrar y transformar realidades; las obras de Vargas Llosa nos inspiran porque recuerdan que toda buena historia necesita intención, emoción y verdad.
Y eso es exactamente lo que hacemos: crear estrategias digitales con alma, adaptadas a tus metas, tu público y tu esencia de marca.
Elígenos, somos más que una agencia: somos un equipo de profesionales apasionados que combinamos creatividad, intelecto y pasión por las ideas para acompañarte a construir una marca con propósito, impacto y belleza.