El marketing es un proceso dinámico que evoluciona a lo largo del tiempo, adaptándose a las condiciones del mercado, el comportamiento del consumidor y la estrategia de cada empresa; al igual que las estaciones del año, cada etapa del marketing mix y del funnel de conversión tiene características propias que marcan el ritmo de la relación entre la marca y el cliente.
En este artículo, exploraremos cómo los elementos del marketing mix (producto, precio, plaza y promoción) se alinean con las cuatro estaciones del año dentro del embudo de conversión, desde la conciencia hasta la fidelización del cliente.
Primavera: La siembra de la conciencia y el producto
La primavera es el comienzo de un nuevo ciclo, el momento en el que todo florece; en marketing, esta fase corresponde a la conciencia de marca y la introducción del producto en el mercado; es aquí donde se sientan las bases de la relación con el consumidor, despertando su interés y curiosidad.
Definimos la propuesta de valor, los beneficios y la diferenciación en el mercado; es el momento de presentar la marca con una identidad clara y un storytelling que conecte con el público objetivo.
Así mismo se seleccionan los canales de distribución adecuados para que el producto llegue al consumidor de manera eficiente y atractiva y se invierte en estrategias de brand awareness como publicidad digital, contenido en redes sociales, marketing de influencers y eventos de lanzamiento.
En esta etapa, el precio debe ser atractivo para incentivar la prueba y la adopción inicial del producto o servicio.
Verano: La explosión de demanda y el crecimiento de la conversión
El verano es el periodo de máxima actividad, donde la demanda alcanza su punto más alto y las estrategias de marketing deben enfocarse en la conversión de clientes potenciales en clientes reales.
En esta etapa se consolidan las características diferenciales y se optimizan los atributos basados en el feedback inicial de los clientes; además, se expanden los canales de distribución y se buscan asociaciones estratégicas para ampliar la presencia de la marca en el mercado.
Así mismo, se intensifican las campañas de conversión con anuncios segmentados, retargeting, email marketing y estrategias de ventas directas y es el momento propicio para aplicar estrategias como descuentos por tiempo limitado, bundles o programas de referidos para acelerar las decisiones de compra.
Otoño: La retención y el valor percibido
El otoño simboliza el cambio y la madurez, el momento en el que las marcas deben enfocarse en la retención del cliente y la optimización del valor percibido para evitar la caída en ventas tras el pico del verano.
Llegados a este punto del año/relación de la marca con sus consumidores, se agregan mejoras basadas en la experiencia del cliente, garantizando que el producto o servicio evolucione con sus necesidades.
Es el momento para afinar y ajustar la logística y la atención al cliente para asegurar una experiencia fluida y sin fricciones y para activar estrategias de fidelización como membresías, contenido exclusivo y soporte postventa.
Además, se exploran modelos de suscripción, recompensas por lealtad o estrategias de up-selling y cross-selling para maximizar el valor de cada cliente.
Invierno: La reinvención y la reactivación del cliente
El invierno es el tiempo de reflexión y planificación y en marketing, representa la fase de reactivación y reinvención, donde las marcas buscan recuperar clientes inactivos y planear nuevas estrategias para el siguiente ciclo.
Aquí, se evalúa la necesidad de innovaciones, nuevos lanzamientos o modificaciones en la oferta existente y se optimizan procesos internos para mejorar la eficiencia y reducir costos en la distribución.
Por lo general, se utilizan estrategias de remarketing, encuestas de satisfacción y ofertas personalizadas para atraer de nuevo a clientes inactivos y se aplican incentivos como descuentos estacionales o promociones exclusivas para recuperar el interés de clientes que han disminuido su interacción con la marca.
Un ciclo de crecimiento y adaptación
El marketing, al igual que las estaciones del año, es un ciclo continuo de crecimiento, maduración, ajuste y renovación.
Cada fase tiene su propósito dentro del funnel de conversión y el marketing mix, permitiendo a las marcas adaptarse al comportamiento del consumidor y optimizar sus estrategias para un impacto duradero.
Comprender este ciclo permite a los negocios anticiparse a las tendencias del mercado, mejorar la experiencia del cliente y garantizar un crecimiento sostenido en cualquier entorno competitivo.
Después de todo, tras cada invierno, siempre llega una nueva primavera.