Algunas marcas, actúan con cierta ansiedad, con la finalidad de posicionarse en el medio digital o de atraer clientes; esta ansiedad conlleva el empleo de estrategias no meditadas, evaluadas y sopesadas, en función de los objetivos tangibles que desea la marca.
Así nos encontramos con marcas que contratan influencers, cuya audiencia no es precisamente la más conveniente; así como otras que buscan, por todos los medios, hacerse virales, publicando contenidos controversiales, que cruzan los límites de lo provechoso, y terminan revirtiéndose contra ellas.
Las marcas deben actuar con suma cautela en el medio digital, porque un error en una red social, en Internet, es un error que cobra toda la vida; el olvido no existe en este ámbito; los memes que, a diario, nos recuerdan, los estallidos de fama gratuitos o las metidas de pata, de alguien en particular, sucesos que se remontan a una década o más.
La personificación de las marcas y la marketización de las personas dan cuenta de la insuficiencia con la que estamos actuando en el medio digital, confundiendo roles, parámetros de acción y hasta simbologías.
No es que esté mal personificar una marca; siempre que se haga en los términos más inocuos para esta, o mejor, dicho, siempre que suponga un beneficio real para esta; tampoco es que sea una mala idea aplicar las estrategias de marketing para vender nuestros servicios profesionales; el error radica, la mayoría de las veces, en la deshumanización del personaje y su unidimensionalidad, lo que termina por alejar a buena parte de la comunidad.
Las marcas, en la actualidad, deben comprender y comprenderse, como entidades multidimensionales, que no son personas, pero que sí se comunican con personas, por lo que su narrativa, si se quiere conectar, debe hacerse en términos bastante personales.
Por otro lado, las mal llamadas marcas-persona deben entender que la humanidad es su atractivo más importante, cuando se convierten en fuentes de información plana o reducen sus contenidos al “trabajo”, dejan de lado lo que la gente quiere ver, en realidad, a una persona exitosa, siendo persona, y demostrando, en su vida, que lo que vende, funciona, más allá del ámbito profesional.
El tacto que ha de tenerse en el medio digital, para lograr que las estrategias de posicionamiento o conversión, funcionen, es uno de los factores decisivos en el éxito de una marca.
Hay numerosos ejemplos que contrastan con las malas prácticas, en el medio digital; marcas que, algunas por intuición y otras por apego al ABC del marketing digital, resultan en casos de éxito, memorables; triunfo que mucha gente, sin ningún egoísmo, se lo reconocen al Community Manager; aunque todos sabemos que un CM nunca está solo, cuando logra un batazo que la saca fuera del parque.
En conclusión; si usted tiene una marca o un servicio profesional que quiere vender, bajo el amparo de una marca, tenga en consideración que:
Su marca y sus productos son el centro de atención; no el influencer, no el contenido de valor, no la generación de controversias.
Interactúe con su audiencia, sin complejos, abiertamente, comprendiendo las narrativas de cada quien y aprendiendo de estas, para enriquecer sus contenidos.
Hágase el favor de ser, siempre, humano, persona, muéstrese tal y como es, sin dobleces, ni ambages; no se desnude para conseguir likes, pero sí, busque ser lo más genuino que pueda, para que su audiencia lo conozca y admire a la persona que está detrás de la marca.
Si hace esto, de manera natural, orgánica, sin ficciones marketeras, ni poses rebuscadas; usted tendrá el éxito garantizado.
Para comprender mejor cómo funciona el medio digital y aprender a diseñar estrategias narrativas, en El Bar Creativo, hemos creado modelos de trabajo para emprendedores, marcas consolidadas y profesionales con interés en vender sus servicios, aplicadas en Venezuela y Latinoamérica.
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