junio 13, 2022

Categories: Marketing digital

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E

l término consultoría ha venido teniendo un auge cada vez mayor en nuestro mercado, lo que también ha derivado en una vulgarización o masificación del oficio entre muchos profesionales, que ofrecen consultorías desde su experiencia como empleados senior en el rubro.

En el pasado, la consultoría estaba limitada a cierta élite de profesionales con vasta experiencia en el ámbito de negocios; con certificaciones que validaban sus conocimientos y capacidades; pero desde hace algunas décadas, los consultores, aunque siguen teniendo certificaciones que validan sus conocimientos y capacidades, tienen un componente que no tienen los consultores tradicionales: son una experiencia inmersiva, carismática, disruptiva.

Una consultoría consiste, en palabras sencillas, en un proceso a cargo de un especialista, que posee herramientas para que los miembros de una organización, desde sus directivos hasta el empleado en la base de la estructura corporativa, encuentren soluciones a sus problemas o también adopten hábitos, buenas prácticas, nuevos procesos, que permitan mejorar el funcionamiento de la misma y así satisfacer sus necesidades.

Es importante que se entienda; en una consultoría el protagonista no es el consultor, los protagonistas son los miembros de la organización que reciben la consultoría; son ellos y son sus ritmos los que facilitarán el éxito del proceso; el deber del consultor es el de ayudar a toda la organización (o parte de ella, según el enfoque que adopte) a mejorar la gestión de la empresa.

Un consultor debe tener ciertas capacidades, que le permitirán conducir mejor los procesos y proyectos en los que se involucre.

¿MAESTRO, DOCENTE, GUÍA, GURÚ?

Un consultor debe saber orientar, es decir, debe dominar el arte de responder claramente, cuando se le hace una pregunta y debe saber cómo esclarecer el camino que todavía el otro no ha podido ver con claridad; para esto debe tener la habilidad de gestionar eficazmente las expectativas del cliente.

Un consultor debe comprender que lo más seguro es que su cliente no sepa exactamente qué es lo que quiere; que su cliente no tenga idea de cuáles son sus necesidades o sus problemas; la obligación del consultor es mostrárselos, con franqueza, pero también junto con aquellas posibles soluciones.

Así mismo el consultor debe ser bueno explicando.

Explicar es hacer que otra persona comprenda cómo funciona o para qué sirve algo; las explicaciones son objetivas, consisten en indicaciones precisas, de manual, paso a paso; las explicaciones son reproducibles, replicables, estandarizables.

Pero, además, un consultor debe ser un buen maestro.

Aunque una consultoría no es una clase, hay un componente formativo en esta que es importante asumir; el consultor debe lograr que las personas que conforman la organización aprendan a pensar, a descubrir, por sí mismos, lo que necesitan para resolver sus problemas cotidianos.

El consultor es como la Nanny McPhee, estará allí, cuando probablemente no lo quieran, pero cuando quieran que se quede, ya no estará más, porque su presencia no será indispensable.

DETECTIVE, INVESTIGADOR, TODO UN SABUESO DE LA LÓGICA

El consultor debe ser capaz de identificar las necesidades y/o problemas de la organización; pero no basta con señalarlos, o saber encontrarlos; muy probablemente esos problemas y/o necesidades sean muy obvios, otras veces lo que se verá serán apenas los síntomas o efectos de esos problemas sobre la dinámica organizacional.

El consultor debe encontrar las raíces, debe saber cómo priorizar o calificarlos, de acuerdo con sus efectos sobre la dinámica de la organización y debe, además, analizar cuáles son las capacidades con las que cuenta el personal de la organización, su cliente, para enfrentar esos problemas.

Todo proyecto comienza con un diagnóstico, pero no todos los consultores resuelven los problemas por sus clientes, aunque hay un tipo de consultor que sí lo hace; y como la tendencia en la actualidad es la de hacer mentoring, coaching, para ayudar al cliente a resolver por sí mismo sus problemas o satisfacer de manera efectiva sus necesidades, hay que hacer un diagnóstico integral.

Un diagnóstico integral involucra no solo la existencia de problemas, sino que además los ordena, pondera y determina en una escala de prioridades, y los resuelve, maximizando el potencial de su cliente.

Por eso, un consultor es como Sherlock Holmes; capaz de intuir no solo quién es el criminal, sino también cuál es el móvil del crimen.

CONSULTORES, ASESORES, MENTORES, COACHES ¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?

Del mismo modo que un médico es capaz de diagnosticar una enfermedad y recetar un tratamiento o recomendar un procedimiento quirúrgico, pero solo la voluntad, disciplina y motivación del paciente, harán que sea posible la sanación, del mismo modo un consultor presenta soluciones, recomienda estrategias, mejora procesos, adiestra al personal para optimizar sus competencias y diseña experiencias para perfeccionar la atención al cliente, la oferta de productos y servicios o la introducción de nuevos productos y servicios, canales de comercialización, en fin.

Todo esto lo hace con una finalidad: ayudar a su cliente a mejorar, pero todo esto no mejora por sí mismo a la organización; hace falta que el cliente se comprometa con esas soluciones, que las comprenda, que las asimile de manera efectiva y que las ponga en práctica.

El consultor tendrá que evaluar el desempeño de su trabajo, por lo que es indispensable plantearse objetivos e indicadores claves que le permitan ir midiendo su propia efectividad y la efectividad de su cliente.

Las soluciones no son un decálogo para ser miradas por todos, de manera venerable; las soluciones son para ser implementadas, y puede que haya resistencias o incompatibilidades que obstaculicen esta fase; el consultor deberá asumir a priori estos escenarios y encontrar los modos de conducir el proceso con éxito, de lo contrario, compromete su propia credibilidad y capacidad para llevar a cabo un proyecto desafiante.

Por todo lo anterior, es fundamental que la consultoría sea un proceso voluntario, consensuado, en el que el cliente tenga siempre la posibilidad de definir los límites y establecer hasta dónde quiere llegar; el consultor debe plantearle, con suma claridad y asegurándose de que el cliente entiende, los términos en los que ha de trabajar, el enfoque en que centrará su atención y qué aspectos delimitarán esta relación.

Cuando un consultor trabaja con la filosofía y cultura organizacional, generalmente es porque hay indicios de que el personal no está lo suficientemente comprometido con la organización o porque las autoridades no poseen capacidades de liderazgo.

La filosofía de una organización y su cultura son determinantes en la consecución de objetivos; y por ello, el enfoque se centra en la dirección.

Cuando un consultor trabaja en el nivel estratégico, evaluando métodos, tecnologías, aplicados a la producción, es porque hay indicios de que los procesos presentan fallas; la clave acá será trabajar el negocio a nivel estructural, rediseñar el modelo, reorientarlo, renovarlo, con la finalidad de documentar, estandarizar y hacer comprensibles los procesos, para su consecuente mejora.

A veces el consultor trabajará específicamente con el personal, centrará su atención en las personas, en el talento humano, en mejorar sus competencias, porque hay indicios de que es aquí donde pudiera haber un escollo; la formación, el acompañamiento, el adiestramiento, serán claves en la mejora de las personas para asumir los desafíos venideros.

Si una empresa tiene problemas para encontrar clientes, el consultor detectará inmediatamente fallas en la oferta, en los canales o en las estrategias de marketing que emplea el cliente; por lo que su atención, su enfoque se centrará en la experiencia del cliente (del cliente de su cliente).

En ocasiones, un consultor trabajará en todos los ámbitos, en otras, solo atenderá algunas, y en otras solo una de ellas; pero en todas las dimensiones siempre habrá alguna repercusión, por lo que el consultor siempre debe estar preparado para asumir que la organización es un sistema integrado.

En nuestra experiencia como consultores, en estos últimos catorce años hemos aprendido de cada cliente, de cada organización, de las marcas a las que hemos ayudado a encontrar su camino en el medio digital.

Si usted está necesitando ayuda, en El Bar Creativo tenemos soluciones; lo que debe hacer es agendar con nosotros una sesión preliminar, contarnos su situación o participar de nuestros programas de coaching y mentoring para emprendedores, empresarios locales o profesionales a cargo de negocios en el medio digital.

Contáctenos cuando usted lo desee, estamos a su dispo

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