abril 15, 2022

Categories: Marketing digital

Imagen Me exhibo, luego existo...

ME EXHIBO, LUEGO EXISTO…

E

l fenómeno Only Fans es sumamente curioso; consiste en la generación de contenidos eróticos por parte de personas regulares para personas regulares; digamos que se trata de una forma de democratizar la tan hedonista y muy aspiracional pornografía de siempre.

Este fenómeno es curioso porque, así como el mundo digital ha abierto compuertas para que surjan nuevos creadores de contenido, que, dada su popularidad, se convierten en lo que llamamos “influenciadores”, porque son capaces de hacer que sus audiencias desarrollen hábitos de consumo a partir de sus recomendaciones, así mismo hay nuevos actores digitales que brindan entretenimiento al usuario, en un plano que solía estar reservado para cuerpos hegemónicos y que ahora, es tan diverso y heterogéneo, como la vida misma.

La cultura de la exhibición es parte sustancial de la cultura pop y no se ha inventado ahora; Warhol y Madonna fueron grandes exponentes de la cultura de la exhibición en los ’70 y ’80; alrededor de ellos y de otros artistas pop, surge una nueva forma de hacerse famoso y de prevalecer: la controversia.

Un desnudo es controversial, un beso “prohibido” es controversial, una opinión destemplada suele desatar controversias; lo regular, lo normativo, lo conservador no es controversial, es chapado a la antigua y solo entra en el debate, cuando se lo contrasta con lo vanguardista, como algo que debe ser superado.

Las marcas de este siglo deben estar preparadas para gestionar, apropiadamente, estrategias que les permitan crecer con sus audiencias e identificarse con ellas; la exhibición ha estado muy ligada siempre al marketing; los cuerpos desnudos venden, las siluetas despampanantes atraen más miradas; pero hoy, la cultura de la exhibición no se limita a los cuerpos hegemónicos, ¿por qué?

Porque la gente ha perdido el miedo, la gente diferente ha encontrado vías para expresar sus diferencias, las minorías mayorizadas, tienen una opinión sólida y contundente: también tienen derechos a ser visibles.

De modo pues, que las marcas deben cuidar muchísimo esa visibilización y los bordes que separan la narrativa controversial que defiende esas diferencias y esas libertades, de la propaganda posmoderna que se soporta en argumentos irracionales y penosamente radicales.

Para emplear mejor su narrativa y no pasar por un conservador desfazado, pero tampoco caer en el juego de las narrativas panfletarias del posmodernismo inclusivo, le ofrecemos tres consejos:

1. Comprenda muy bien la causa de aquellas personas distintas, empatice con ellas, entienda por qué tienen derecho a ser visibles; busque mucha información validada por especialistas, expertos, estudiosos que, sin sesgos políticos, religiosos o culturales, le esclarezcan el panorama.

2. Actúe consistentemente; no use etiquetas ni apoye causas, si solo lo va a hacer por moda, por aprovechar las tendencias, porque si su marca no es consistente con lo que comunica, el resultado puede ser desastroso.

3. Sea respetuoso y amable con las personas que todavía no comprenden o se resisten a aceptar las diferencias; eduque pacientemente y entienda que los cambios de paradigma pueden tomar años y que, quizás, existiendo discursos radicales e irracionales de lado y lado, no se van a solucionar las cosas.

Si sigue estos consejos, tendrá una mejor aproximación a la cultura de la exhibición, y el poder para transformarla en la cultura de la visibilización.

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